
“Y haré prodigios arriba en el cielo, y señales abajo en la tierra: sangre, fuego y vapor de humo; el sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día grande y manifiesto del Señor.”
Hechos 2:19-20
Vivimos días que susurran secretos en las noches y gritan advertencias desde los titulares. La creación misma parece estremecerse bajo el peso de lo que se avecina. ¿Lo oyes? ¿Lo ves? Hay un estremecimiento invisible, una sacudida del alma colectiva que muchos sienten pero pocos entienden. Como un eco antiguo que regresa desde las palabras selladas por siglos, las señales del tiempo se están revelando. Y no son señales mudas.
1. Señales Sobre Nosotros y Debajo de Nuestros Pies
En los últimos meses, registros climáticos han sido quebrados con una violencia inaudita. Junio de 2025 fue oficialmente el mes más caluroso jamás registrado, según la NASA y Copernicus. Incendios forestales azotan Grecia, Canadá y Australia simultáneamente, mientras lluvias inusuales inundan Pakistán y el sur de Europa. ¿No fue dicho: “…y habrá en diferentes lugares terremotos, pestes y hambres”? (Lucas 21:11).
Mientras tanto, la tierra misma se abre: en Japón y Perú han emergido grietas gigantes inexplicables; las placas tectónicas murmuran desde las profundidades. ¿Acaso no es esto un gemir de la creación, como en dolores de parto?
2. El Hombre Jugando a Ser Dios
En el corazón de Silicon Valley, y replicado ahora en Dubai y China, el sueño del transhumanismo se acelera. La empresa NeuroNest anunció pruebas clínicas para implantar interfaces neuronales permanentes, fusionando inteligencia humana con IA generativa. Todo en nombre del progreso. Pero, ¿quién definirá los límites de lo humano?
Al mismo tiempo, la biotecnología avanza en la creación de embriones sintéticos sin padre ni madre biológicos. La línea entre creación y manipulación se difumina. No es casualidad que los antiguos textos hablen de un tiempo donde “los hombres se envanecerán en sus razonamientos, y su necio corazón será entenebrecido” (Romanos 1:21).
3. La Gran Ilusión Digital
Vivimos dentro de espejos que no reflejan la verdad. Las redes sociales, dirigidas por algoritmos que alimentan confusión, polarización y culto a la imagen, se han convertido en los profetas del siglo. TikTok y Meta ahora integran tecnologías que predicen comportamientos y manipulan estados de ánimo. La vigilancia no es solo externa: es emocional, psicológica, espiritual.
¿Y no fue advertido que vendría un tiempo donde “…por engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad”? (2 Tesalonicenses 2:10)
4. Guerras Invisibles y Conflictos Muy Reales
Mientras los ojos del mundo están sobre Ucrania, Gaza y Taiwán, una guerra silenciosa se libra en la moral de las naciones. La redefinición de familia, género y autoridad moral no es solo un cambio cultural, sino una señal espiritual. La confusión es estrategia, no accidente.
En palabras antiguas: “¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo!” (Isaías 5:20). No hay neutralidad en esta batalla. La cultura no evoluciona: se inclina hacia una dirección —y no siempre es ascendente.
5. Una Economía Colapsante y Una Moneda Que No Se Toca
El Banco Central Europeo y la Reserva Federal avanzan con la implementación de monedas digitales oficiales (CBDC), promovidas como “soluciones de inclusión financiera”. Pero cada moneda digital con control centralizado es una semilla de vigilancia absoluta. ¿Será esta la arquitectura de un sistema donde nadie podrá comprar ni vender sin autorización superior?
Apocalipsis lo había anticipado: “Y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca…” (Ap. 13:17). La tecnología no es enemiga; el uso sin discernimiento, sí.
Discernimiento: El Don Más Necesario de Este Tiempo
No todo lo que brilla es luz, ni todo lo que se promueve como progreso lleva a la libertad. La humanidad está en la encrucijada entre construir una torre de Babel digital o levantar sus ojos al cielo. En medio del bullicio mediático, del ruido ideológico y de la tormenta tecnológica, una Voz aún llama. No grita, pero es más fuerte que el trueno. No se impone, pero atraviesa el alma.
¿Dónde está tu atención? ¿En qué estás construyendo tu vida? La distracción es el veneno invisible de esta generación.
Cuando el mundo grita confusión, los corazones despiertos oyen dirección; porque aún en la oscuridad, la Verdad no ha dejado de hablar.
Aun en medio de terremotos culturales, señales cósmicas, avances temerarios y doctrinas confusas, hay una Roca que no se mueve. Hay una Verdad que no cambia. Y hay un Dios que no abdica. Él sigue gobernando los cielos, permitiendo que todo confluya hacia un propósito eterno. Nada escapa a su mirada, ni el suspiro del justo ni el rugido del mar.
Hoy es el tiempo de despertar, de afinar el oído espiritual y de prepararse con sabiduría.
Porque “el que persevere hasta el fin, éste será salvo.” (Mateo 24:13)
Que la Luz verdadera te guíe, que tu discernimiento sea afinado como espada, y que tu corazón no se enfríe. Oro por ti: Señor, despierta a quien ha leído estas palabras. Que vea, que entienda, que camine en tu verdad. Que no se pierda entre sombras, sino que se alinee con tu propósito eterno. Amén.
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